La historia comienza con tres seminaristas que, en su camino de regreso a casa, deben pasar la noche en diferentes lugares. Jómabrut, uno de ellos, se refugia en la casa de una anciana que resulta ser una bruja. Tras un enfrentamiento, ella muere y más tarde se revela que era la hija de un rico terrateniente. El joven es obligado a velar el cuerpo de la muchacha durante tres noches en una iglesia abandonada. La primera y segunda noche, el cadáver se levanta y lo acosa con conjuros y apariciones demoníacas, aunque Jómabrut logra protegerse rezando. En la tercera velada, la difunta convoca a toda clase de espíritus y, finalmente, aparece el terrible Viy, una criatura monstruosa con párpados de plomo tan pesados que necesitan ser levantados por otros demonios. Cuando Viy logra ver al seminarista, el poder de su mirada lo condena. Jómabrut muere de terror y los monstruos arrasan la iglesia. La narración mezcla horror sobrenatural con humor grotesco, mostrando la riqueza del folclore ucraniano y el talento de Gógol para crear atmósferas inquietantes y simbólicas.

Nikolái Gógol (1809-1852), escritor ucraniano-ruso, es uno de los grandes maestros de la literatura rusa. Autor de *Almas muertas* y *Cuentos de San Petersburgo*, destacó por su sátira social, humor grotesco y crítica al burocratismo. Su estilo influyó profundamente en Dostoyevski, Chéjov y otros autores posteriores.