Apuntes del llano es una confesión, es el lamento —a veces esperanzado, a menudo desesperanzado— de Alberto Magaña, quien, imbuido en una rotunda soledad gestada en la adolescencia, entabló tres relaciones distintamente tormentosas: con Marco, un hombre «en cuyo fuero interno pugnaban la inteligencia y las frustraciones», Amanda, la pareja de Marco, una mujer genuina guiada por «impulsos animales de belleza» y Alicia, encarnación de «la belleza del sufrimiento».
El pasado traumático es indisociable del lenguaje con que se retrata: un lenguaje de hondura minimalista, descarnado y poético, en ocasiones metaliterario, que evidencia las tensiones de las ligaduras entre la camaradería y la traición, el nihilismo y el sexo, el amor y la muerte, la fe y la desgracia.

Pedro Hernández Soria nació en Madrid en 2006. Apuntes del llano es su primera novela, escrita encarando los dieciocho años, determinada por el tenebrismo caravaggesco, por las lecturas de Dostoievski, Kafka, Albert Camus y Yukio Mishima, concebida en los trenes del Madrid arrabalero, capital de la Europa puerca, entre la fiebre y la ausencia de mar. Tras los oropeles del lenguaje, despunta una voz.