Pepa, Juana María y Carmela encuentran en la amistad la fuerza que las anima a sacudirse los yugos y trabas que les impiden florecer como las rosas de seda que bordan, puntada a puntada, en los mantones de Manila que salen de sus manos. Viviendo la artesanía como un arte, libran sus batallas cotidianas con determinación y construyen una senda que, al levantar la vista, les permita comprobar como libertad e igualdad son realidades concretas que legar a sus hijas. Y lo hacen sin perder la esencia y los valores que las convierten en genuinas representantes del pueblo y la tierra que las vio nacer.

José Mª Díaz nació en 1951 en Villamanrique de la Condesa, municipio de Sevilla ubicado entre las comarcas del Aljarafe y la Marisma, que abrazan al Parque Nacional de Doñana.
Hijo de costurera y bordadora viuda, como tantos otros, abandonó la formación académica para contribuir al sustento de su familia. Emigró a Cataluña y retomó sus estudios, orientándose hacia la Electrónica y las Telecomunicaciones por sentido práctico, aunque su vocación fuesen las Artes y las Letras.
Hasta 2012, sus obras fueron fundamentalmente técnicas, relacionadas con la planificación estratégica y la reingeniería de procesos. Desde entonces, ha terminado la trilogía Los tiempos de la almáciga, escribe el blog almawra.blogpots.com, tiene pendiente de publicar el ensayo poético ilustrado Arcilla de alfarero, ha publicado la novela Los nombres del olvido y ahora publica Las agujas que bordan rosas de seda.
A todas sus obras, muy distintas entre sí, las une un mismo hilo conductor: la trama o los personajes tienen su origen en la sociedad rural del sur, de la que siempre se sintió parte, a pesar de la distancia y las vicisitudes de una vida profesional azarosa.