El mundo digital ofrece una falsa sensación de acceso completo e irrestricto: los contenidos circulan sin obstáculos, y la libertad de elección está garantizada. Pues ni una cosa ni la otra. Nos creemos a salvo de la quema de libros, pero las grandes compañías a las que ofrecemos toda nuestra vida (fotos, intereses, consumos, entretenimientos, lecturas, compras, recorridos, etcétera) detentan un poder que en lo cotidiano resulta difícil de imaginar.

James Filkenstein obtuvo su Ph.D en psicología social en la Universidad de Newcastle y un B.A. en ingeniería informática por el ITBA. Ha sido un columnista destacado de muchos periódicos y revistas de todo el mundo.