Miguel Ángel Somoza Plaza no es psicólogo ni escritor. Es marido, padre y testigo de una historia que durante años no tuvo nombre.
En No hay barreras, decide ponerle palabras a lo vivido junto a su esposa Cristina y su hijo Nacho, ambos con Trastorno del Espectro Autista.
Esta es la historia de una mujer brillante e incomprendida desde niña, marcada por la soledad, el abuso y el esfuerzo constante por parecer «normal»; y la de un niño diferente desde pequeño, que aprendió a hablar y a sentir a su manera, y al que muchos no supieron ver.
Miguel Ángel relata lo que significó convivir durante décadas con lo que no se entendía, y cómo un diagnóstico tardío cambió la forma de mirar y la de querer. El libro recoge también información sobre el TEA, explicada con sencillez, desde la mirada de quien ha vivido cada línea.
Un testimonio sincero, emotivo y necesario, para quienes alguna vez se han sentido fuera de lugar o han amado a alguien que el mundo no supo entender.